Dios trae sanidad a la mujer abusada

Por: Dolly Martin

Marilu sufrió años de abuso psicológico y físico de su esposo, Javier, con la esperanza de que un día cambiaría, pero en vez de mejorar, empeoró. Bajo la influencia del alcohol y pornografía, Javier la insultaba, le daba puntapiés y pedía que Marilu le complaciera con todo tipo de actos vergonzosos. Aunque Marilu cooperaba, no mejoraba el trato que recibía de Javier. Ella trató de ser una buena madre para sus hijos, pero su vida era un martirio y no encontraba una salida.

Su hija es atacada

Un día, cuando su hija mayor Elizabeth tenía 13 años, ella le contó a Marilu que su padre la había molestado sexualmente. Marilu sabiamente lo reportó a las autoridades y Javier fue removido del hogar y deportado a México.  

Uno pensaría que las cosas mejorarían para Marilu, pero no fue así. Aunque ahora era libre del abuso verbal y físico, ella no tenía un empleo así que su situación económica era pésima. Vendía comida a las familias de su iglesia, pero apenas ganaba suficiente para sobrevivir. Además, su hijo menor, Jonathan se había enfermado gravemente y después de muchas visitas al hospital, Jonathan murió cuando apenas tenía cinco meses de edad.

Viviendo en depresión

Durante todas estas tragedias, Marilu buscaba al Señor. Siempre estaba en la iglesia buscando la ayuda del Señor y contando sus problemas a todo el que le prestaba un oído. Pero seguía apesadumbrada, deprimida, y con pensamientos de suicidio. Ella había confiado en el Señor Jesucristo como su Salvador personal, pero no había sido instruida en como caminar en la victoria que Cristo ganó para ella en la cruz. Vivía una vida de derrota.

Todo comenzó a cambiar para Marilu cuando empezó a leer y estudiar la Palabra de Dios. Las Sagradas Escrituras fueron un bálsamo para el corazón herido de Marilu. Por ejemplo, Salmos 34:18 dice, “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”. Una promesa similar se encuentra en Salmos 91:15 donde Dios dice, “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré”.

La sanidad comenzó en su mente

Al estudiar y meditar en estas promesas, el Señor comenzó a sanar su corazón quebrantado, vendar sus heridas emocionales y cambiar la manera equivocada que ella pensaba de si misma. Dios hizo una obra maravillosa en esta hermosa mujer y madre a tal grado que ella ahora es un instrumento en manos de Dios para ayudar a otras que están pasando por donde ella una vez caminó.

Usted puede leer toda la historia de Marilu en detalle cuando solicite el recurso del mes llamado “La verdad te hará libre” o puede escucharla compartir su historia en Temas Vitales usando el código QR en la página cuatro.

Existen hombres modelos que aceptan su papel de esposo y padre con seriedad y lo cumplen de una manera excepcional. Sus esposas e hijos son amados, cuidados y seguros bajo su autoridad y supervisión. Pero otras mujeres, al igual que Marilu sufren abuso a manos de esposos que abandonan su responsabilidad y causan innumerables heridas emocionales y físicas.

¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios cuando una esposa y madre está sufriendo a mano de un hombre? Marilu atestigua de que el Señor nunca la abandonó incluso cuando ella sintió el deseo de matarse a si misma y a sus hijos. Clamó a Dios por ayuda y Él estaba con ella, fortaleciéndola y ayudándola a rechazar esos pensamientos malévolos.

Algunos predicadores prometen falsamente que el cristiano no sufrirá tribulaciones si confía en el Señor, pero la Biblia enseña todo lo contrario. El Señor mismo afirmó, “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NVI).

Cristo rescata

El Señor no manda las aflicciones, pero cuando vienen, Él está cerca para caminar con nosotros, llevarnos de la mano y aún cargarnos si es necesario para protegernos del maligno y asegurar que saldremos de la batalla más fuertes y aferrados a Él. El Señor no abandona a Sus hijos.

¿Es usted un hijo de Dios? Él le invita en Mateo 11:28 diciendo, “Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar”. El Señor puede y quiere sanarla y restaurar su corazón hecho pedazos, pero usted tiene que recibirlo o confiar en Él. Jesús promete, “…al que a mí viene jamás lo echaré fuera” (Juan 6:47b, RVA-2015).