Por: Miguel Jacinto
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
La película “Legión” es una sátira de la bondad y la justicia de Dios. Según el trama el ángel Gabriel se dispone a traer juicio y destrucción sobre los hombres por causa de su maldad. Pero el arcángel Miguel se le opone y decide proteger a la humanidad del exterminio subrayando que a Dios hay que darle lo que necesita y no lo que Él pide. Aquí se propone que el hombre es digno de ser salvado por su propia bondad.
La única fuente de toda bondad
La Biblia señala que todos los seres humanos somos dignos del juicio divino por causa de nuestro pecado y maldad. No existe ningún ser humano justo ni bueno que merezca el perdón de sus pecados (Romanos 3:23). Todos necesitamos la gracia y la misericordia de Dios para escapar de Su juicio justo. Jesús declaró: “Ninguno hay bueno, sino sólo Dios” (Lucas 18:19). Esto significa que Dios es el estándar de todo lo que es bueno. Dios es la única verdadera fuente de toda bondad.
El plan eterno
La bondad de Dios ha sido reflejada en el plan eterno de salvación por medio de Su Hijo Jesucristo. El Padre Celestial envió a Su Hijo para morir en la cruz para que el hombre pudiese ser salvado de la culpa del pecado. Pablo nos recuerda que somos salvos por la gracia de Dios sin que nosotros lo merezcamos o seamos capaces de lograrlo por nuestro esfuerzo humano (Efesios 2:8,9).
Dios bendice espiritualmente a los que confían en Jesús. Cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, Dios, otorga y aplica a cada creyente todos los beneficios espirituales que Jesús logró con su sacrificio. Estas bendiciones incluyen el perdón de nuestros pecados, ser hijos de Dios y el derecho de vivir eternamente en Su reino celestial. ¡Alabemos al Padre Celestial por sus infinitas bondades a través de Su Hijo Jesucristo! ¡Feliz mes de Acción de Gracias!