Por: Miguel Jacinto
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4).
En Apocalipsis capítulo 2, el Señor exhorta a los cristianos de la iglesia de Éfeso a priorizar y mantener su primer amor a lo largo de su peregrinaje sobre la tierra. Muchos cristianos comenzamos con mucha fuerza y emoción nuestros primeros años de la vida cristiana y poco a poco los afanes de esta vida van tomando el lugar que solo le corresponde al Señor. Esta realidad no solo afecta al individuo sino también a las iglesias, denominaciones y organizaciones misioneras.
Volverse frio
Lo que ocurrió en Éfeso puede ocurrir en otros lugares y épocas. La frase “has dejado” originalmente se traduce “has remitido o decepcionado tu primer amor”; es decir, el amor hacia el Señor es menos brillante y ardiente de lo que era al principio. Adam Clarke comenta que los efesios: “No conservaron ese fuerte y ardiente afecto por Dios y las cosas sagradas que tenían cuando llegaron por primera vez al conocimiento de la verdad y fueron justificados por la fe en Cristo” (Comentario Bíblico de Adam Clarke, Apocalipsis 2:4). No hace falta decir que este celo tarde o temprano puede desaparecer, y que la iglesia, una vez tan llena de vida y amor, puede volverse tan fría como las que la precedieron, o como aquellas de las que se separó.
El deseo del Señor
El Señor realmente anhela una relación amorosa con su pueblo. Dios está buscando una relación amorosa con cada uno de los que le conocemos. Muy a menudo tratamos de sustituir nuestras obras, esfuerzos, por el simple compañerismo. El Señor desea una comunión sencilla. En lugar de ocuparnos en hacer algo por Él, Él prefiere que nos sentemos, nos relajemos y compartamos tiempo, amor y compañerismo con Él. Te invito a dedicar un tiempo a solas con el Señor diariamente leyendo Su Palabra y expresándole tu amor, gratitud y compromiso a vivir para Él. Comienza a disfrutar y a permanecer en tu primavera espiritual con Dios.