Ahora bien, las obras de la carne son evidentes…

Share

Por: Miguel Jacinto

“Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad” (Gálatas 5:19, LBLA).

La cultura actual goza de muchos avances tecnológicos, abundancia material y acceso instantáneo a todo tipo de recursos. Sin embargo, la era digital también ha inundado la vida del ser humano con todo tipo de adicciones impensables en generaciones pasadas. Aunque se debe notar que las adicciones son tan viejas como la misma humanidad, la diferencia es que hoy la promoción a las adicciones es descarada y el acceso es casi inevitable.

La adicción sexual

En Gálatas 5:19 el apóstol Pablo utiliza tres palabras que describen adicciones de tipo sexual que son: “Fornicación (porneia) que se refiere a las relaciones sexuales ilícitas entre personas solteras o no casadas; sin embargo, a menudo también significa adulterio (relaciones sexuales extramaritales). Inmundicia (akatharsia) describe las prácticas antinaturales sodomía, bestialidad. Lascivia (aselgeia) se refiere a todo lo que sea contrario a la castidad; toda impureza sexual, el desenfreno sexual. Esta es una descripción de la conducta de una persona que es desaprobada por Dios.

La pornografía

La epidemia de adicciones es un reflejo de la naturaleza y la cultura humana alejada de Dios. La pornografía, la impureza y la sensualidad son un reflejo en una sociedad que está a merced de la influencia de una cultura que está en deterioro constante. Lo terrible de todo esto es que, aunque las autoridades conocen los peligros de las adicciones se suman al caos con leyes que permiten el acceso recreativo de las drogas y otros recursos nocivos a la salud física, emocional y espiritual.

La solución

La solución real a este problema se encuentra en las palabras de Pablo: “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). Jesús ofrece a toda persona el poder y la oportunidad de ser libre de toda adicción. El adicto debe entregar su adicción y su corazón a los pies de Jesús para ser totalmente liberado y experimentar el poder de una vida nueva y transformada.