Cumpliendo nuestro propósito

Por: Dolly Martin

La estrella más grande que los científicos han descubierto en el universo se llama UY Scuti. Esta estrella supergigante roja tiene un radio de 1.2 billón km y es 1,708 veces más ancha que nuestro sol. Para darle una idea de lo grande que es, dicen que 5 billones de nuestro sol podrían caber dentro de UY Scuti y si estuviera en el centro de nuestro sistema solar, su perímetro se extendería más allá del planeta Júpiter.

Este rey de las estrellas varía en tamaño mientras hace su giro por el cielo. Hay también otras 30 estrellas supergigantes cuyo radio se aproxima o sobrepasa la de UY Scuti cuando esta disminuye en tamaño. Por cierto, aunque es enorme y la más grande en volumen, UY Scuti no es la estrella más pesada; la estrella R136a1 le gana en masa.

Las estrellas guían

En antaño, antes del invento de instrumentos de navegación, los marineros en alta-mar usaban las estrellas para guiarles de noche cuando cruzaban el océano. Aves migratorias también se guían por las constelaciones durante sus largos viajes cruzando continentes a sus zonas de anidación donde pasan el invierno y escapan las gélidas temperaturas en el norte.

En Génesis 1:14-15 leemos que Dios creó las estrellas para cumplir varias funciones muy específicas en el universo. “Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra”.

Las estrellas glorifican a Dios

Cuando las estrellas brillan, glorifican a Su creador y cumplen el propósito por el cual fueron creadas. Salmos 19:1 dice, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Las luces en el cielo nocturno proveen luz y mucho más para los que moramos en la tierra. A través de la historia, Dios ha usado las estrellas varias veces como señales, la más conocida de estas siendo la estrella de Belén.

Creados con un propósito

Al igual que los astros, tú y yo fuimos creados con un propósito y cuando cumplimos ese propósito, Él recibe gloria. ¿Cuál es ese propósito? Hablando con sus discípulos en el aposento alto antes de ir a la cruz, Jesús les dijo, “Ustedes no me eligieron a mí; más bien, yo los elegí a ustedes y les he puesto para que vayan y lleven fruto, y para que su fruto permanezca a fin de que todo lo que pidan al Padre en mi nombre él se lo dé” (Juan 15:16, RVA-2015).

El Señor les dijo claramente que los escogió para que sean fructíferos en sus vidas. En el mismo discurso también dijo, “En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto y sean mis discípulos” (Juan 15:8, RVA-2015). Cuando nuestra vida lleva fruto, nuestro Padre recibe la gloria y entre más fruto damos, más le glorificamos. No es necesario hacer grandes hazañas para glorificar a nuestro Dios. 1 Corintios 10:31, “Por tanto, ya sea que coman o beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (RVA-2015).

La clave es permanecer

El Señor nunca nos deja adivinando cómo cumplir Su voluntad. Nos ha dicho que nos escogió para llevar fruto y que cuando damos fruto, el Padre recibe gloria. También nos dijo que hacer para que nuestra vida de fruto. “Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí” (Juan 15:4, RVA-2015). El Señor es el que produce el fruto en nosotros si permanecemos en Él. Esto requiere fe, compromiso, constancia, y una vida rendida a Él. Cuando nos comprometemos con Dios, Él se compromete con nosotros y nos invita a pedirle todo lo que queramos y Él nos lo concederá. Es un trato ganar-ganar.

La consecuencia de no permanecer

Tenemos libre albedrío para escoger permanecer en el Señor y la promesa que si lo hacemos Él nos recompensará. Pero también nos dice que, si escogemos no permanecer en Él, hay castigo. En Juan 15:6, “Si alguien no permanece en mí, es echado fuera como rama y se seca. Y las recogen y las echan en el fuego, y son quemadas” (RVA-2015). El fuego en este caso es una alusión a las llamas del infierno, un lugar que fue creado para el diablo y sus seguidores.

Le invito a creer en el Señor Jesucristo y convertirse en uno de Sus seguidores. Luego asegúrese de permanecer cerca del Señor, leyendo Su Palabra, y obedeciendo Sus mandatos. De esa manera su vida dará mucho fruto, glorificará al Padre y cumplirá el propósito por el cual usted fue creado.