El más valioso contrabando

Por: Dolly Martin

“La Palabra de Dios es la posesión más preciada en La Meca”1 dijo Aisha a Tom Doyle durante una visita a Jordania. Aisha, con la ayuda de su prima Reem, secretamente lleva copias del Nuevo Testamento de contrabando a Arabia Saudita.

El ministerio de Aisha y Reem comenzó cuando ambas primas, por separado, comenzaron a tener visiones del Señor Jesús. Desde la primera vez que el Señor se le apareció a Aisha ella supo dos cosas: que ese hombre era Jesús y que le amaba profundamente. El Señor nunca le decía nada a Aisha pero ella sabía con seguridad que Él la estaba llamando a seguirlo. La primer aparición del Señor fue de noche, pero luego lo veía en la plena luz del día y siempre su mirada le decía a Aisha que le siguiera.

Un día, mientras su familia visitaba a sus parientes en Jordania, Aisha se armó de valor y le preguntó a su prima, Reem, si alguna vez había tenido un sueño del profeta Mahoma. Las dos estaban solas en el cuarto de Reem y Aisha sentía que había algo diferente en su prima. Con mucha cautela Reem le contestó que no había tenido visiones de Mahoma, pero sí de Jesús. Cuando Aisha le dijo que ella también estaba teniendo visiones del Señor las dos se maravillaron.

Durante el próximo año, cada vez que la familia de Aisha visitaba a la familia de Reem, las dos jóvenes pasaban cuanto tiempo podían a solas. Las visiones de las dos eran muy similares y ambas sabían que el Señor las estaba llamando a una misión importante, aunque no estaban seguras de su naturaleza. Lo que sí sabían era que el Injil, o Nuevo Testamento que Reem tenía escondido en su cómoda era un libro divino.

En Jordania, las Biblias y todo libro cristiano se permiten y se obtienen con facilidad mientras que en Arabia Saudita, la Biblia y toda literatura cristiana está totalmente prohibida. Durante un año las primas trazaron un plan para llevar copias del diminuto Nuevo Testamento desde Jordania a Arabia Saudita. Reem es una hábil costurera y ella ingenió una manera de esconder copias de este libro sagrado dentro del dobladillo del hijab de Aisha.

En su conversación con Tom, Aisha le dijo, “Las Biblias cosidas en mi hijab son incómodas. Aun así, me llevo veinte Injils en cada viaje que hago a Jordania. Reem es nuestra costurera y yo las traigo directamente a mi casa en La Meca. Hasta el momento, las autoridades del gobierno no me han interrogado ni una sola vez. Sé que me matarían si descubrieran lo que estoy haciendo. Y aunque nunca le hablo a nadie de los libros, todos se entregan en el mismo día que llego a mi casa. La Palabra de Dios es la posesión más preciada en La Meca.”

¿Qué tan valiosa es la Palabra de Dios para usted? Es claro que Aisha valora la Biblia más que su propia vida. ¿Estaríamos nosotros dispuestos a hacer lo mismo vez tras vez para que otros pudieran leer este precioso libro escrito por Dios para nuestra instrucción? 

Dios le dio a Moisés sus leyes y le mandó escribirla y enseñarla al pueblo de Israel. Cuando murió Moisés, el Señor repitió esta orden a su sucesor, Josué diciendo, “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8).

El Señor Jesucristo, antes de ir a la cruz, oró al Padre diciendo, “las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Juan 17:8). Jesús vino al mundo declarando las palabras del Padre para que tú y yo creyéramos que Jesús es Dios y que solo en Él obtenemos la salvación. Leemos en 1 Timoteo 2:5, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.

Dios envió a Jesucristo para que creyéramos en Él y por medio de Él recibamos la salvación. Ese es el mensaje de la Biblia y el mensaje que proclamamos 24 horas al día en Radio Amistad. Aisha pone su vida en peligro continuamente para que otros puedan tener una copia de este libro sagrado y leer por si mismos acerca del Salvador, Jesucristo.

La mayoría de nosotros poseemos múltiples copias de la Biblia o la tenemos cargada en nuestro teléfono. En este nuevo año, seamos intencionales en tomar tiempo cada día para leer, estudiar y aun memorizar este libro de la ley. Esa es la voluntad de Dios para nosotros.

* Tom Doyle, SUEÑOS Y VISIONES, página 68.